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martes, 24 de agosto de 2010

Manipulación Divina (No leer si eres muy devoto)


Desde siempre, el ser humano ha buscado respuestas a todas las interrogantes del cosmos. Sin embargo, al no encontrar muchas de ellas, decidió encomendarse a un ser omnipotente, representado de diferentes maneras a lo ancho del globo, entregándole su fé, teniendo algo en que confiar cuando incluso pareciera no haber nada rescatable. Todo eso me parece perfecto, y aunque no comparta la opinión, la respeto porque todos tenemos creencias de una u otra índole.

Lo que nunca voy a poder tolerar es la manera de manejar una doctrina de tal manera que la gente termine temiendo a su propia creencia.

Me predispongo a todas las críticas que esta entrada pueda suponer hacia mi persona. Pero bueno, solo es mi punto de vista.

Hace años ya que la Iglesia ha intentado asumir lo más alto del poder. Y hubo una época en que así fue, durante siglos. No, no me refiero en específico a la iglesia católica. Me remonto más en el tiempo, a las primeras civilizaciones, cuando la gente temía a sus dioses, cuando toda acción recibía un castigo terrenal en nombre de las deidades. Avanzan los años, y con ellos las creencias. Las culturas politeistas eventualmente toman una forma más concreta, y dejan de creer en un ser para cada fenómeno, creando las iglesias monoteístas. La gente, en su necesidad de tener una fé, comienza a adentrarse más y más a la doctrina. La ciencia se fusiona con la teología. Santo Tomás de Aquino se vuelve un representante inmediato de la filosofía.
Dejando de lado la pequeña reseña de historia, debo mencionar que mi punto de vista no es totalmente imparcial, ya que ignoro la filosofía de muchas religiones. Así que me enfocaré justo en la que fui bautizado de nacimiento: catolicismo.

El catolicismo para mí, apreciados lectores, no es más que la doctrina de la discriminación. No soy adepto de acudir a la misa dominical, y de hecho sólo paso cerca de una iglesia cuando es total y absolutamente necesario, porque no me agrada escuchar los últimos sermones:

"Hijos míos, Dios nos ha dicho que el matrimonio entre hombres y mujeres es sagrado, las parejas homsexuales son una aberración"
O mi personal favorito:

"¿Les agradaría ser adoptados por una pareja de maricones?"

Bueno, puede que me equivoque, pero la doctrina del catolicismo estaba fundamentada en un principio universal: amarás al prójimo como a ti mismo. ¿Es esto amor al prójimo? La única explicación coherente es que el loco que dijo esto no se ame ni un poco, y de hecho es demostrable con la tonalidad de sus declaraciones, que no darán más que paso a críticas.

Por si eso fuera poco, veremos a un monaguillo pasar con una cesta de dinero para los fondos eclesiásticos. Pregunta: ¿Alguien se ha preguntado que clase de vida se dan los sacerdotes y demás ordenados? Viven mejor que el noventa por ciento de la población. Ah, pero claro que no es suficiente, y el dinero que de buena fé es desviado de los bolsillos de quienes actuan con toda bondad es más explotable. Debajo de las figurillas de cada santo podrán encontrar urnas, y en época del año verán un Jesús agonizante con billetes dentro. Si, apuesto que eso pensaba Jesús a cambio de sus milagros. Cobrar a sus adeptos. Eso se llama denigración de la imagen. Jesus pasó de ser hijo único de Dios, enviado a la Tierra para salvar a los humanos, a un estafador. Increible.

Ahora, tomemos en cuenta la aceptación entre diferentes creencias. Causa de conflictos bélicos (recordemos las famosísimas cruzadas, o sin ir tan lejos, la conquista). Causa de torturas (Inquisición, claro está). Causa de rechazo en el paraiso (¿Sabían que para el católico y el cristiano un judio no puede ir al cielo, incluso cuando Jesús fue judio?).

También a tratar podemos ver las llamadas "fiestas del pueblo", que reunen decenas o cientos de personas, con una fé ciega y con el corazón en la mano, escoltando al santo de su devoción. Me parece una costumbre muy bonita, sí. Pero cuando justo detrás de todos viene gente con alcancías pidiendo dinero a todos los que puedan encontrar, se termina la magia.

FANATISMO. Otro de los graves problemas, en el que se lleva la fé a sus últimas consecuencias. Desde la flagelación hasta el homicidio. Se han presentado ya varios casos a nivel mundial de intolerancia religiosa a tal grado, que muchos no han vivido para contarlo.

En fin, como esto podría seguir y seguir toda la noche, pero seguramente algunos leerán esto y lo encontrarán ofensivo, intentarán desmentirme, me van a decir "el verdadero motivo por el que se pide limosna, diezmo, primicias, etc...". Solo quisiera aclarar que los puntos de vista aquí expresados son sólo eso, opiniones mías, sin intenciones de ofender a nadie, ni demeritar a quienes profesan una fé de manera pura. Hasta pronto.






lunes, 16 de agosto de 2010

Espinas

Ningun amor es tan real como el del guerrero. Fiel, valeroso, fuerte. Única persona capaz de lidiar con su propio corazón hasta el último suspiro. O de dar ese último suspiro por un amor...
Vuelan los mensajeros del cielo y emigran a otras tierras. Una batalla más a la gloria del poderoso e inmortal guerrero. Y en el horizonte, los cuernos entonan orgullosos la victoria, como si anunciaran a los siete mares su valía. Y al frente de todos ellos, el líder. La peligrosa joya de la corona, blandiendo su poderosa espada por todo lo alto, intimidando propios y extraños.
Han sido cinco años de intensos intercambios en el campo de batalla, y todos los hombres cuya memoria solo en el tiempo persistirá, se rocían de oro, y plata, y bronce, y rubíes. Es instante de regocijo para todos, pero algo no está del todo bien. Una lágrima recorre la mejilla del bravo general, cálida a su paso pero inconcebiblemente fría por dentro, mientras descubre que luego de todos estos días y sus noches, no tiene aún con quien compartir una muerte gloriosa. Un arma más, caida y enterrada en la tierra. Como una espina.
La provincia les recibe como un padre orgulloso recibiría a su único hijo. Y de entre las casas y chozas, la multitud aplaude y mira a los héroes. Ahí está ella, tan hermosa a sus ojos como a los de cualquier mortal. Una representación exacta de la perfección terrenal. Lo sabe muy bien. Está enamorado.
Esa madrugada, bajo el manto estrellado, el guerrero se dirige al monte Taishan. En el peñasco más alto encontrará la flor eterna, místico objeto del deseo más puro y sincero. Nace el sol como todos los días, y con él, la figura de un dragón se erige imponente, llena de sabiduría y poder. No cualquiera accede a la mágica flor, pero el dragón ha visto el corazón del guerrero, y su intención le conmueve, dejándole tomar una sola de las flores del campo sagrado.
-Toma esta flor, mi hermosa doncella. Y nunca olvides que no morirá mientras mi corazón lata por ti. Todos los días a tu puerta aparecerá una flor como esta.
La doncella agradece el detalle y le recompensa con un beso suave y terso sobre sus labios. Volver a nacer como el fénix de sus cenizas. Y cumple su promesa, y todos los días a la puerta de la doncella aparece una hermosa flor blanca, de tallo suave cual seda, de pétalos grandes, pero delicados. Sin embargo, el guerrero está demasiado agotado por sus esfuerzos de viajar cada alba al punto más cercano al cielo. Su mensajero tendrá la tarea de recoger la flor de las fuertes manos del guerrero y no soltarla más que en las tiernas manos de la doncella. Pero el mensajero no es capaz de resistir semejante hermosura, y retando a su señor, comienzan un romance cobijado solo por las cuatro paredes de su hogar.
Las flores eternas están en algun rincón de la casa de la doncella, esperando la eternidad con demasiada paciencia, mientras el mensajero sucumbe ante sus pasiones. Y un día, después de dos años de anhelos, el guerrero decide bajar a la ciudad para pedir la mano de su amada. Pero nada le ha preparado para ello, ninguna guerra ha predispuesto un sufrimiento tan grande, como el momenbto en que los encuentra besándose apasionadamente. Ella lo mira y corre tras él, pero es demasiado tarde. Ha llegado al pie del Taishán. Y escala lleno de ira, y de enojo. Entra al campo de las flores sagradas, y destruye todo con su espada. Se sienta y espera a morir en silencio, sin comer, sin dormir, de manera miserable como miserable fue su último momento de vida real.
Pero he aquí la maldición de la flor, que debe tener la reciprocidad, y si la flor no muere mientras el corazón no deje de latir por la doncella, el guerrero no morirá mientras la flor permanezca. Pasan los días y los meses, y las condiciones del gran general son insospechadas. Su carne pegada a los huesos, y sus labios que ya no pueden abrirse. Y solo hay una manera en que puede morir: en las fauces del dragón de Taishán.
Y un día nublado, la doncella toma un ramo de flores eternas y corre al monte, frustrada, arrepentida. Sube con esfuerzos brutales y alcanza la cima. Ahí está él, provocando al dragón. Ella grita. Él voltea. El dragón abre su enorme boca y lo come frente a su amada. Justo en el momento en que su corazón deja de latir, los tallos crecen espinas, que atraviesan las manos de la doncella y se quedan impregnadas a ella. Cae inconsciente, pero ahora es su corazón el que no dejará de latir mientras ame al guerrero. Corren ríos de sangre de sus brazos, infinitos. Y ella nunca podrá morir. Todas las flores sagradas crecen espinas, y se tiñen con el color rojo.
Ella, destinada a vivir por siempre, inconsciente, con el inmenso dolor de sus heridas. Y él...él no es más que un arma más, caida y enterrada en la tierra. Como una espina.